Bioconstrucción reduciendo el impacto ambiental

Culturalbyts 2014-02-20

La entrada en vigor de la ley que obliga a que las viviendas que se pongan a la venta o en alquiler cuenten con una certificación energética ha hecho que muchos propietarios se planteen la posibilidad de introducir reformas o reformas integrales en las edificaciones. Estas reformas van encaminadas sobre todo a mejorar el aislamiento de la vivienda, que cuando no es muy bueno hace que se derroche mucha energía. Si este es nuestro caso, una buena opción puede ser apostar por la bioconstrucción.

La bioconstrucción es un sistema de edificación que busca reducir al máximo el impacto ambiental de la vivienda. Por ello, utiliza materiales que se pueden extraer del medio sin contaminar y a bajo costo, que además se pueden reutilizar y reciclar. Por ejemplo, en el caso del aislamiento, estas viviendas utilizan materiales como el cocho, la celulosa, el cáñamo o la fibra de coco, que aíslan tan bien como un material sintético pero no contaminan.

La construcción y el medio ambiente

Aunque nuestra vivienda haya sido construida de forma convencional, podemos introducir elementos de este tipo de construcción cuando realicemos una reforma. De esta manera no solo ahorraremos –los materiales que se utilizan son más baratos-, sino que además podremos reducir su impacto ecológico, algo que también se tiene en cuenta cuando se realizan las revisiones para la certificación energética IGSE. Pero las ventajas de la bioconstrucción no acaban aquí. Las viviendas que apuestan por este tipo de edificación buscan además la optimización de los recursos naturales, por lo que incluyen sistemas para aprovechar la energía solar y eólica y ser autosuficientes energéticamente. De lo que se trata es de reducir al máximo la dependencia energética del exterior, pero también de consumir la mínima energía posible. Por ello, incluyen diferentes sistemas de ahorro, como depósitos para almacenar el agua de lluvia, cubiertas vegetales  o galerías que de ventilación controlada en las fachadas que tienen una fuerte insolación. Esas galerías acumulan el aire calentado por el sol y lo distribuyen por toda la casa, haciendo que se reduzca mucho la necesidad de calefacción. Por otro lado, también cuentan con sistemas para reducir los residuos y depurar los vertidos antes de que salgan de la vivienda, lo que hace que ésta contamine mucho menos. El agua utilizada en la vivienda se recicla para otros usos, como por ejemplo el riego, y lo que no puede ser aprovechado se trata para que no contamine.

Cuando además la vivienda es construida según los criterios de la bioconstrucción desde el primer momento, se tienen en cuenta además otros aspectos, como la ubicación, la orientación y la integración con el entorno. Una orientación adecuada puede hacer que dé mucho más el sol, lo que reduce la necesidad de calefacción, y el uso de materiales que están en el entorno hace que los costes sean mucho menores. Con todo ello se logra una forma de construir respetuosa con el medio, barata y eficaz energéticamente, basada en la idea de que es la vivienda la que tiene que adaptarse a nosotros y no al revés.