Economía de los préstamos de libros electrónicos en bibliotecas

Universo Abierto 2013-08-26

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Los libros electrónicos pueden ser mucho más eficientes económicamente que los libros físicos, pero, por desgracia, en la actualidad no lo son. Los editores sugieren que es adecuado que los precios de las licencias de libros electrónicos sean más altas porque, a diferencia de los libros físicos, los libros electrónicos no se desgastan. La duplicación del precio de un libro para la biblioteca sería justa si se pudiera prestar a dos usuario a la vez. Sólo la mitad de los libros que aparecen en la lista de bestseller de EE.UU están  disponibles en las bibliotecas públicas en formato e-book. Las bibliotecas pagan de promedio 24.25 $ por libro en OverDrive ( 31.50$ para los nuevos títulos) , y $ 12.10 por un libro físico. El precio no es por si solo el factor fundamental para pensar en el valor que tiene el libro para la biblioteca; una mejor medida del valor sería estimar el precio en función de la circulación. Pero las bibliotecas no pueden pagar menos por unas licencias limitadas y de duración variable, ya que las condiciones las establecen casi de manera unilateral los proveedores. Así que a la larga las bibliotecas que no tienen mucha capacidad financiera sólo compran unas pocas copias de un título popular -que suelen ser lo que más se demandan- porqué tiene una vigencia de uso demasiado corta. (en torno a 18 meses). Sólo la mitad de los libros que aparecen en la lista de bestseller de EE.UU están  disponibles en las bibliotecas públicas en formato e-book. Las bibliotecas pagan de promedio 24.25 $ por libro en OverDrive ( 31.50$ para los nuevos títulos) , y $ 12.10 por un libro físico.

De acuerdo con datos de la encuesta IMLS, entre los años 2004 al 2009, las bibliotecas públicas de Estados Unidos gastaron más de 7600 millones de dólares  en adquisición de contenidos para prestar a sus comunidades  - libros físicos, DVDs, música, audiolibros, revistas, bases de datos y e-books-. Durante ese mismo período, las bibliotecas públicas efectuaron 13 millones de préstamos. Con lo que el coste por circulación – en una estimación aproximada – sería el resultado de dividir el dinero gastado en todas las adquisiciones  (7.6 mil millones$) entre el número de préstamos (13 millones) con lo que el coste por artículo prestado sería de 0,58$. Comparando estos datos con la circulación de libros electrónicos, y tomando como ejemplo los 22$ de media que vale un libro de Haper-Collins que sólo se presta 26 veces, porque a partir de esta cifra la biblioteca debe renovar la licencia, el precio por préstamo sería de 0,85$; es decir, un 40% más caro que el resto de los materiales de la biblioteca. Con lo que se puede concluir que la economía de los préstamos de libros electrónicos no proporciona más o menos beneficios a los editores que el préstamo de otros materiales de la biblioteca.

Además de los costos de adquisición, hay que añadir los gastos de alojamiento y mantenimiento de las plataformas como OverDrive, 3M o Adobe, que añaden un coste suplementario a los préstamos de libros electrónicos, que pueden ser comparados con los costes que supone mantener la circulación y el préstamo de objetos físicos. Estos gastos de alojamiento electrónicos deberían ser mucho más rentables que los costos de circulación de libros físicos, pero todavía no lo son.

En la actualidad no existe un mercado competitivo para las licencias de libros electrónicos para la biblioteca, sin que se de un paralelismo con las ventas en el mundo físico, en el mundo digital no existe el libro de bolsillo, no hay posibilidad de revender licencias de aquellos libros de los que se compraron varias licencias, pero que dejaron de ser populares y no se utilizan apenas, tampoco es posible que los usuarios donen libros a la biblioteca. La mayoría de las bibliotecas alquilan licencias de libros electrónicos de proveedores que también albergan los libros electrónicos y cobran por la licencia del libro electrónico y los servicios de alojamiento. Como consecuencia de ello, las bibliotecas pagan rentas adicionales. Las licencias están ligados a los sistemas de alojamiento, lo que crea nuevas distorsiones en el mercado para las bibliotecas. Esta pérdida de eficiencia se refleja en los presupuestos de las bibliotecas públicas que con la llegada del libro electrónico disponen de un menor número de libros disponibles para sus usuarios. A menos que cambien las condiciones del mercado este déficit de compra de menos libros se traduce en un déficit de alfabetización.

¿Cual serían las soluciones posibles? Entre otras disponer de una plataforma de código abierto que pueda ser utilizada y mejorada por cualquier biblioteca pública; y crear un mercado electrónico para la compra directa de licencias de libros electrónicos a los editores para su préstamo en las bibliotecas.

En primer lugar, hasta que todos los proveedores existentes no permitan la transferencia de libros electrónicos de una plataforma de alojamiento a otra, el desarrollo de una plataforma de alojamiento de código abierto tendrá que obligar a las bibliotecas a romper con los actuales  acuerdos de vinculación y proteger el interés público. Esta plataforma tiene ya un ejemplo a seguir que funciona a pleno rendimiento en las Bibliotecas del Condado de Douglas en Colorado a través del consorcio ” Across Colorado Digital Consortium” que ha eliminado por completo el rol del distribuidor mediante la implementación de un modelo que negocia los acuerdos directamente con los editores para proveerse de libros electrónicos, y ha creado un host que no le hace depender de ningún proveedor de alojamiento de terceros. También en los Estados Unidos, el estado de Massachusetts ha puesto en marcha un proyecto piloto para la compra de libros digitales para sus bibliotecas. Tomando en cuenta que el presupuesto  destinado a la compra de libros digitales “se ha triplicado en un año”, el proyecto tiene como objetivo desarrollar su propia plataforma de préstamo digital. La plataforma se pondrá a prueba en el segundo trimestre de 2013.

Algunas bibliotecas, han tratado de romper su compromiso con OverDrive, planteando la cuestión de la propiedad del contenido. Es el caso de las bibliotecas de Kansas que querían cambiar de proveedor, manteniendo los libros de los que habían comprado los derechos de acceso a perpetuidad a Overdrive. Este último consideró que los derechos estaban vinculados al hecho de seguir utilizando la plataforma. Pero el contrato no era claro en este punto. Al final los tribunales determinaron que las bibliotecas tenía derecho a migrar los contenidos de los derechos digitales obtenidos a otra plataforma (por ejemplo, 3M). Desde Overdrive se fortalecieron aún más las condiciones de vinculación.

En segundo lugar, con el fin de organizar la adquisición de ebooks, las bibliotecas deben tener la posesión electrónica de los mismos, aunque hasta la fecha, no existe ningún mecanismo de base amplia para vender libros electrónicos directamente desde las editoriales  a las bibliotecas. Un mercado electrónico para la compra y venta de licencias de libros electrónicos podría proporcionar la posibilidad de efectuar compras directas por parte de las bibliotecas, así como experimentar con precios, términos de uso y plazos de concesión de licencias, lo que proporcionaría soluciones más eficientes en consonancia con los mecanismos del mercado del libro físico. No es deseable que todas las licencias para bibliotecas de libros electrónicos tengan que tener un plazo a perpetuidad, no todas las licencias tienen que limitarse a un único usuario a la vez, no todos los precios debe ser uniformes en todo momento, y no es necesario que todos los precios  se determinen de antemano por los editores.

Tal vez las asociaciones profesionales, consorcios y editores puedan trabajar en un proyecto común y establecer un mercado electrónico para la venta de licencias de libros electrónicos a las bibliotecas. La eficiencia económica no significa menos dinero para los titulares de derechos. Si el acuerdo entre los titulares de los derechos de autor y las bibliotecas sigue las mismas pautas que con el libro impreso, las ganancias serán más o menos equivalentes, ni peores, ni mejores. Siempre en beneficio de todos.